SUELO PÉLVICO. FISIOTERAPIA LAS ROZAS DE MADRID

SUELO PÉLVICO.FISIOTERAPIA. Inauguramos un nuevo servicio  especializado en el tratamiento de los problemas de suelo pélvico

fisioterapia suelo pélvico las rozasEl suelo pélvico: ¿qué es y cómo cuidarlo?

1. Definición y funcionamiento del suelo pélvico

El suelo pélvico está formado por un conjunto de músculos, ligamentos y fascias que sostienen y dan soporte a los órganos pélvicos como la vejiga, la uretra, la vagina, el útero o próstata y el recto. Se extiende desde el hueso púbico hasta el cóccix o el sacro, creando una especie de red en forma de hamaca muscular dentro de la cavidad pélvica.
Los músculos principales que lo componen son:

  • El músculo elevador del ano, formado por los músculos puborrectal, pubococcígeo e iliococcígeo. Envuelve al ano y puede contraerse para controlar la defecación.
  • El músculo coccígeo, que se extiende desde el cóccix hasta el pubis.
  • Los músculos transversos superficial y profundo, que se extienden de lado a lado de la pelvis.
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Estos músculos tienen la capacidad de contraerse y relajarse de forma coordinada. Cuando se contraen, aprietan y elevan los órganos pélvicos, manteniéndolos en su posición normal. Cuando se relajan, permiten el paso de orina y heces. De esta forma, el suelo pélvico cumple funciones esenciales:

  • Da soporte y mantiene en su lugar los órganos pélvicos, evitando que desciendan o prolapsen. Esto es especialmente importante en mujeres, previniendo prolapsos del útero, la vejiga o el recto.
  • Contribuye al control de los esfínteres urinario y anal, permitiendo control voluntario sobre la micción y la defecación.
  • Brinda estabilidad a la pelvis, especialmente durante actividades como caminar, correr o levantar objetos pesados.
  • Participa en la función sexual, permitiendo la dilatación y contracción vaginal.

Por lo tanto, un suelo pélvico fuerte y saludable es esencial para la calidad de vida y bienestar físico, ya que previene problemas importantes como la incontinencia urinaria y fecal.

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2. Factores de riesgo y causas frecuentes de debilidad

Existen diversos factores y causas que pueden provocar un debilitamiento del suelo pélvico, predisponiendo a varios problemas y disfunciones:
Embarazo y parto vaginal: el embarazo somete al suelo pélvico a un aumento importante de peso y presión. Además, durante el parto vaginal, los músculos y ligamentos de esta zona sufren estiramiento y pueden desgarrarse parcialmente. Esto causa debilidad muscular que puede empeorar tras partos repetidos.
Menopausia: la disminución de estrógenos durante la menopausia provoca atrofia de los tejidos del suelo pélvico, haciéndolos más débiles y susceptibles de daño.
Obesidad y sobrepeso: el exceso de peso corporal aumenta la presión sobre los órganos pélvicos y el suelo muscular que los sostiene. A mayor IMC, mayor riesgo de debilidad.
Estreñimiento crónico: el pujo y esfuerzo repetido para evacuar durante el estreñimiento puede dañar las fibras musculares del suelo pélvico con el tiempo.
Cirugía pélvica: procedimientos ginecológicos invasivos como la histerectomía conllevan una manipulación de los tejidos que puede provocar debilidad o lesiones.
Deportes de alto impacto: deportes con movimientos bruscos e impacto elevan la presión abdominal y pélvica, estresando el suelo muscular.
Tos o micción crónica: la tos persistente y el goteo posmiccional habitual fatigan el suelo pélvico por el aumento repetido de presión.
Edad avanzada: la edad está asociada a pérdida de masa muscular, tono y trofismo, que afectan también al suelo pélvico.

3. Síntomas asociados a la disfunción del suelo pélvico

Cuando se produce un debilitamiento del suelo pélvico, pueden manifestarse diferentes síntomas que afectan la calidad de vida:

Incontinencia urinaria: escape involuntario de orina que se produce al realizar esfuerzos, estornudar, toser o reír. La causa suele ser que los músculos del suelo pélvico ya no pueden comprimir la uretra y evitar la pérdida de orina. Existen diversos tipos como la incontinencia de esfuerzo o la incontinencia por imperiosidad miccional.

Incontinencia fecal: escape involuntario de gases o deposiciones, debido a que el debilitamiento de los músculos del suelo pélvico impide el control voluntario del esfínter anal. Puede ser una incontinencia ligada al aumento de presión abdominal o una incontinencia por urgencia.

Prolapsos de órganos pélvicos: cuando el suelo muscular es incapaz de sostener los órganos pélvicos, estos pueden descender de su posición normal y protrusionar presionando las paredes vaginales. Los órganos más frecuentemente afectados son la vejiga, el útero y el recto.

Dolor pélvico crónico: algunas mujeres con disfunción del suelo pélvico experimentan dolor abdominal bajo, dolor durante el coito o molestias perineales constantes.

Disfunciones sexuales: la debilidad del suelo pélvico puede provocar dolor durante la penetración, dificultad para tener orgasmos, sequedad vaginal o anorgasmia en mujeres.

Problemas miccionales y defecatorios: pueden aparecer síntomas urinarios como chorro débil, goteo posmiccional, retención urinaria o aumento de la frecuencia; y síntomas intestinales como estreñimiento, necesidad exagerada de pujar o sensación de evacuación incompleta.

4. Diagnóstico de los problemas del suelo pélvico

El diagnóstico de los problemas del suelo pélvico involucra múltiples procedimientos por parte del especialista:

    • Historia clínica detallada: el médico interroga sobre los síntomas, su inicio, factores de riesgo y molestias específicas para identificar el problema.
    • Examen físico: se realiza una exploración de la zona pélvica y vaginal observando el tono muscular, la presencia de prolapsos y el reflejo anal.
    • Prueba de la tos: se solicita toser fuerte para detectar escape de orina y evaluar la incontinencia de esfuerzo.
    • Ecografía pélvica: permite visualizar la anatomía de la zona para detectar prolapsos o anormalidades.
    • Estudios urodinámicos: evaluación del tracto urinario inferior y de la micción. Detectan disfunciones miccionales.
    • Defecografía: estudio radiológico que analiza la anatomía pélvica durante la defecación para evaluar prolapsos y el vaciado.
    • Electromiografía: mide la actividad eléctrica de los músculos del suelo pélvico, observando su función y contractilidad.
    • Cuestionarios de calidad de vida: cuestionarios estandarizados que evalúan el impacto de los síntomas en la vida diaria.

5. Tratamiento de las disfunciones del suelo pélvico

Existen diversas modalidades terapéuticas para tratar las disfunciones del suelo pélvico, que se eligen en función de la severidad del caso:

Ejercicios de Kegel:
contracciones y relajaciones de los músculos del suelo pélvico. Resultan muy efectivos para fortalecerlos en casos leves y moderados. Deben realizarse a diario y de forma regular.

Fisioterapia especializada:
programa completo de ejercicios pélvicos guiados por un fisioterapeuta especialista en esta área. Puede incluir biofeedback. Ideal para casos moderados de incontinencia, prolapsos leves y dolor pélvico.

Dispositivos de apoyo:
pesarios, conos vaginales o pessarios que brindan soporte mecánico a los órganos pélvicos. Deben adaptarse correctamente a cada paciente.

Tratamiento farmacológico:
fármacos como anticolinérgicos, relajantes vesicales, laxantes osmóticos o estrógenos tópicos, según los síntomas específicos que requieran control.

Modificaciones del estilo de vida:
cambios como perder peso, realizar ejercicio, dejar de fumar o tratar el estreñimiento pueden mejorar los síntomas en algunos casos.

Cirugía correctiva:
diversas técnicas quirúrgicas para restaurar la anatomía y función del suelo pélvico en casos graves o cuando otros tratamientos no han funcionado. Algunas son la colporrafia, los cabestrillos suburetrales o la esfinteroplastia.

El tratamiento ideal implica un abordaje multidisciplinario con diversos especialistas y la combinación de opciones terapéuticas cuando sea necesario. La rehabilitación del suelo pélvico es un proceso progresivo que requiere motivación y constancia.

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Ejercicios para fortalecer el suelo pélvico

Los ejercicios de Kegel son la forma más sencilla y efectiva de fortalecer el suelo pélvico tanto en mujeres como en hombres. Para realizarlos se siguen estos pasos:

1. Vaciar completamente la vejiga y colocarse en una posición cómoda.

2. Localizar los músculos del suelo pélvico. Para ello se puede intentar interrumpir la micción de forma voluntaria o contener el escape de gases. Los músculos que se usan para ello son los que se deben ejercitar.

3. Contraer estos músculos durante 5 segundos y sentir cómo se elevan los tejidos en la zona genital y anal.

4. Relajar lentamente los músculos durante 5 segundos, recuperando la posición inicial.

5. Repetir la contracción y relajación entre 10 a 20 veces, 1 o 2 veces al día.

Con la práctica regular, se puede ir aumentando progresivamente el tiempo de contracción hasta 10 segundos y el número de repeticiones hasta completar 3 series diarias. La constancia es fundamental para lograr el fortalecimiento completo en 2 a 3 meses.

También existen variantes de los ejercicios de Kegel que implican contracciones rápidas, elevaciones frontales o laterales de la musculatura, o la incorporación de pesas vaginales. Lo ideal es buscar asesoramiento de un especialista para una rutina personalizada.

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